Formas orgánicas a gran escala que nos remiten al mar como una fuente de inspiración del artista, es lo que nos encontramos en la galería Metro, piezas escultóricas que conforman una reflexión personal entre la visión irónica del arte y la existencia, de la caducidad de la vida y del arte.
La dimensión de las piezas y la estrechez del espacio hacen que no “respiren” correctamente, solo la buena iluminación consigue el realce de dichas piezas.
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