En la planta calle se muestra el proyecto “Rotterdamweg”. La sala aparece dividida por unas telas (fruto de la colaboración de La Canalla) con el fin de crear una sala de proyección. Esta separación corta la unidad de la exposición, descoloca al espectador y no consigue su cometido de oscurecer el espacio. También nos parece discutible la presentación de posters clavados con dos puntas sobre una de las paredes de dicha sala de proyección improvisada. Si se oscurece demasiado el espacio, no se ven ni se leen bien los posters y, si hay demasiada claridad no se ve bien la proyección. En el centro de la sala hay unos palés, que se suponen que son asientos, pero que uno no se atreve a utilizar por si acaso.
En el Callejón de Núñez (es decir, el sótano de la galería) se muestra “Porteños”, proyecto realizado en Valparaíso. La instalación consta de una habitación construida con cartones blancos absolutamente cutre, con un añadido pegado a la pared donde se inserta una pantalla mal encajada. Para disimular, se ha dejado la sala prácticamente a oscuras, con lo que apenas se puede leer la referencia de la pieza. Como diría el gran Paco de Lucía “si no tienes soniquete, pa que te metes, pa que te metes”.
Las “fashions” como siempre. Aún sin asumir que una galería es una tienda, que ellas son dependientas y que el visitante del día era un posible comprador. Es una pena que siempre que se visita Adhoc tenga uno la sensación de estar molestando y desee marcharse cuanto antes.
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