Miguel Ángel Muñoz presenta Háptico en la galería Trinta.
Estos días en Santiago de Compostela pudimos ver una exposición de escaso interés. Un claro ejemplo de piezas, en su mayoria de gran tamaño, en las que prima la técnica sobre el concepto, que no terminaban de funcionar en el espacio expositivo y generaban la sensación de estar viendo variaciones de color en un muestrario.
En el primer piso te encuentras dos pinturas que se extienden por el suelo dificultando el acercamiento a las dos únicas fotografías de la exposición, que además, están en un lugar que complica, por sus dimensiones, la observación de las mismas; esto provoca que en muchos casos sean obviadas por el espectador.
En la planta baja las piezas se agrupan de dos en dos por similitud, transmitiendo la sensación de estar viendo pequeñas colecciones y no una única exposición.
Otro problema se genera en el choque de las obras en madera con los acabados barnizados de la propia galería, algo que inconscientemente incomoda cuando se está recorriendo la muestra.
Creemos que los espectadores saldrán con la sensación de haber visto una colección de pegotes y dos fotografías desde lejos.
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